lunes, 29 de marzo de 2010

Un amigo

Hay un tipo por ahí que dice ser un buen amigo mío(como serán los malos). La verdad es que hubo un tiempo, (lejano ya, aunque apenas han pasado dos años) en el que nos veíamos un par de veces por semana (a veces incluso más). Cualquier disculpa era buena para quedar, tomar unas cervezas y tratar de arreglar este mundo inmundo. Hemos discutido en alguna ocasión y también nos hemos reído mucho. Así como yo sé algunos de sus sueños y a lo que estaría dispuesto con tal de alcanzarlos, él conoce mi debilidad por ecribir y contar historias. No cree en Dios ni en las casualidades, yo sí, a pesar de que mi Dios es un tanto diferente al que la Iglesia nos muestra, y mis casualidades siempren vengan de la mano del Destino que cada uno de nosotros tiene marcado desde el mismo momento de nacer. Esta persona de la que hablo no es mala gente, no del todo; al contrario, yo hasta creo que en el fondo tiene buen corazón. El problema es que las cosas no te pueden ir mejor que a él. Si esto ocurre (por casualidad o porque Dios, mi Dios, así lo quiere) estás perdido: aparece la envidia (pecado capital; aviso para navegantes como este individuo), una envidia que se le nota en la cara, en los gestos... y a partir de ahí ya todo se enreda, y se malinterpreta y se pudre. Cuando publiqué mi primer relato en La Voz de Galicia el tío estuvo desaparecido unas cuantos días; cuando se publicó un segundo relato (este ya en formato libro) estuve sin saber de él unas semanas. Después surgió lo de otro relato otra vez en La voz de Galicia y ocurrió tres cuartos de lo mismo. Eso sí, lo de la publicación de mi novela creo que ya ha sido demasiado para su mente y lleva meses desaparecido del mapa. Sé que vive y que está bien porque a veces me llegan rumores, comentarios, o se producen encuentros casuales con personas que lo tratan (hasta que les vaya mejor que a él, claro), y me cuentan. Asegura que es mi amigo, lo dice cada dos por tres, me dice la gente, pero enseguida está repasando párrafo a párrafo En un lugar de Irlanda; o les recuerda cosas que yo nunca dije o que nunca hice. A mí me entristece (por no decir que me pone de muy mala hostia) que pueda estar obrando de esa manera. Me duele, lo reconozco, pero al mismo tiempo no puedo evitarlo... y por tanto, remediarlo. Me he plateado llamarle o mandarle un correo pero pienso sinceramente que será algo inútil: lo conozco lo suficiente, es lo único bueno; es más, yo sabía que algún día esto pasaría... pero le di la oportunidad de que no pasara (la ingenuidad es un defecto no una virtud, recuerda, dijo un día). Es una pena. Pude zanjar el asunto hace mucho, y sin embargo decidí seguir quedando con él: una novia que lo dejaba, una entrevista de trabajo que no salía adelante, otro proyecto que se iba al carallo, el problema con su madre y el novio de ésta... siempre estuve ahí: escuchándole y contándole mi ilusión por escribir, por plasmar en papel (u ordenador) mis pensamientos, mis sensaciones, la realidad social del mundo en el que vivimos, y mil cosas más. La casualidad, o Dios, (esa casualidad o ese Dios en los que no cree, "ni creeré nunca,Juan"), ha querido que ahora me necesite como reclamo (es curioso, por no decir hay que joderse) para un curso(eso dijo) que va a dar en una universidad gallega"de cuyo nombre no quiero acordarme", sobre autores incipientes (textual) y su trayectoria hasta la publicación de la primera novela. Le he dicho que no. Y le he dicho que no por ir de figura ni por todo lo que ha largado, sin ser cierto, de mí, sino porque no quiero formar parte de ese paripé que se monta cada vez que él habla en público. Le he dicho que no porque, tenéis que saberlo, alrededor de este mundillo literario (y conozco muy poquito, lo que es todavía más preocupante)en el que este tipo se mueve, hay mucha mucha pose de escritor-intelectual, de escritor-orador, de escritor-poeta-ensayista, de escritor-guionista-articulista-lameculos, etcétera. Hay mucho de eso... y mucha puta; sí, también hay mucha puta, pero no de las que cobran antes de irse con ellas, no; las que hay son de las que cobran después, que, como todo el mundo sabe, son las peores, porque buscan fama, casas, coches, barcos y un lugar en la historia que no les corresponde. Es así. También hay gente cojonuda, mujeres estupendas (en todos los sentidos) y hombres honestos (los menos), tengo que decirlo. Pero bueno, yo había venido a este apartado a hablar de aquel amigo que un día tuve y ya no tengo... que quede claro. Lo que ocurre es lo de siempre: que me lío, me lío y...

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