jueves, 28 de octubre de 2010

La frase

Una vez terminado el juego el rey y el peón vuelven a la misma caja.
(Proverbio italiano)

Ayer/después

Ayer tiré todas tus fotos al cubo del desengaño
Y después quemé todas las cartas de amor que me habías enviado.
Ayer borré todas las cintas de vídeo donde estabas a mi lado
Y después me deshice, uno a uno, de todos tus regalos.
Ayer rompí con mi pasado de la mano del rencor y del fracaso
Y después, justo después, te presentaste en casa con la mirada de quien reconoce haberse equivocado.
¿Y ahora qué hago?
Me lo pregunté viendo las lágrimas de tus ojos balbuceando entre tus párpados
¿Empezamos de nuevo o doy lo nuestro por acabado?
Si el ayer ya se fue
Y el mañana viene con rémora la decepción bajo el brazo
Creo que lo lógico es dejar que mi vida siga río abajo
Y no buscar ningún remanso.
Ayer fue lo que te dije
y después pensé que hubiese estado mejor callado.

Singing In The Rain (Gene Kelly)

lunes, 25 de octubre de 2010

El embarazo sorpresa

Entraron en el ascenssor riéndose a carcajada limpia... y hablaron como si yo no estuviese allí:
-Sí, sí, lo que te cuento, David.
-Joder, qué fuerte.
-Por mamón, y por bocas...
-Le está de puta madre.
-Joder. ¡¡Qué movidón!!
-Ya te digo... no hace ni una semana que me estaba diciendo que lo de tener hijos con Bea ni te puta coña... que para follar e ir por ahí de vacaciones sí, pero lo e casarse y vivir con ella...
-Con ella o con cualquiera... siempre estaba iugal.
-Pues ahora...
-Ahora creo que van alquilar un piso en Los Castros.
-Ya ves.
-Si es que... para mí que ella...
-Lo cazó... seguro. A mí me contó que Bea tomaba la píldora y tenía el preservativo femenino ese.
-Pues si lo tenía ...se lo quitó. Jajajá.
-Jajajá. Qué pardillo.
-Pues a ver ahora qué hace... tal y como es su familia...
-Menudo marrón.
-Eso que Bea está que te cagas, yo e la tiré hace una semanas en casa de mi primo Toño; y tiene un cuerpazo y folla... pero aún así...
-¡¡¡¡Un hijo, colega!!!! ¡¡¡El jorge va a tener un hijo!!!
-¡¡¡Qué fuerte!!!
-Pues sí... no se puede decir nada -y se volvieron a reír.
-¡¡Qué bocas, colega!!
La puerta del ascensor se abrió. Y salieron.
-¿¡Qué pasa, Jorge, tronco!? ¿Cómo va eso? -dijo uno de ellos.
-De puta pena; Bea me acaba de llamar para decirme que no soy el padre. Salgo para su casa ahora mismo. Perdonad por haceros venir. Quiere hablar conmigo... está hecha polvo.

Lectura recomendada

Cumbres borrascosas (Emily Brontë. Editorial RBA)

Lucha de Gigantes (Nacha Pop)

jueves, 21 de octubre de 2010

la enfermedad

y tu voz pronunciando mi nombre.
Y mis ojos al borde de tus labios.
Y tu voz tatuada en mis recuerdos.
Y mi memoria a punto de la derrota.
y tu voz acariciando la felicidad del pasado.
Y mis manos incapaces de hablarte despacio.
Y tu voz amarrada al ancla de otro barco.
Y mis pasos caminando hacia el lado equivocado.

miércoles, 20 de octubre de 2010

lunes, 18 de octubre de 2010

Lectura recomendada

El escritor y sus fantasmas. (Ernesto Sábato. Editorial Seix Barral)

Mal hecho (mea culpa)

En estos años de trabajo como mensajero la policía local me ha multado unas cuantas veces. Exceso de velocidad, ir hablando por teléfono, aparcar en doble fila (4) y saltarme un semáforo en rojo. Eran otros tiempos. Demasiada prisa, demasiadas ganas de hacerlo demasiado bien; demasiada presión para un tipo tranquilo como era yo. Todo cambió un mes de julio, cuando embestí por detrás un coche cuyo copiloto era una mujer embarazada de casi casi nueve meses (faltaban seis días para que se cumplieran). El sol, un despiste y las prisas pisando el acelarador provocaron el accidente. La chica dio a luz esa noche y, gracias a Dios, todo salió bien. Tuve suerte. Y ella, y el niño y el marido (que casi casi me mata, con razón, nada más sentir el impacto de mi coche contra el suyo) también la tuvieron. Repito: todo salió bien. Benditos sean ellos y Dios. Gracias a este hecho mi actitud cambió de manera radical. Es cierto que cuando uno está embutido en el tráficó, día sí y día también, hay más posibiliddaes de que se tenga un percance que quien está ocho horas sentado en una silla de oficina frente a un ordenador. Es un riesgo y es el juego de la estadística y el azar (cruel); la vida misma, en resumidas cuentas.
El caso es que este viernes pasado tuve que hacer una entrega de esas de última hora, supermegahiperurgente. Lo primero que hice fue mirar mi reloj. Tenía tiempo suficiente siempre y cuando tuviese claro que o iba rápido y aparcaba bien, o iba respetando las señales (semáforos incluídos) y aparcaba mal. Opté por esta última, sobre todo por dos motivos fundamentales: en caso de accidente ir rápido lleva aparejado menor capacidad de reacción y más, digamos... ostión; y que al borde de la dos de la tarde la poli local tiene más ganas de comer que de multar... y son más... cómo lo diría, más personas. Son dos buenas razones, me dije. Así que allí me fui. De camino me topé con dos conductores (un BMW gris X5 y una chica a manos de un Audi rojo) que casi me sacan e quicio, pero sin el casi. Ellos sí llevaban prisa; mucha, demmasiada. El primero me adelantó por la derecha a una velocidad similar a la del sonido y se comió un semáforo en rojo como si fuera a despegar del asfalto; la joven del Audi me dio más luces que la Torre de Hércules. Hasta que me adelantó, también por la derecha y también muy rápido, no se mostró satisfecha.O eso me pareció. Y además iba hablando por teléfon; me miró con una cara de superioridad tan descarada que cuando coincidí con ella, dos semáforos después, fui incapaz de permanecer callado.
-Cualquier día de estos te la vas a dar, tía; no puedes ir por ahí así por la vida.
-Anda y que te den, gilipollas -y me mostró el dedo corazón bien clarito.
Conte hasta tres. Pero fue inútil.
-Te lo puedes meter en el coño -le dije perdiendo la compostura-, que creo que te hace falta, a ver si así te relajas un poco, señorita temeraria.
-Vete a tomar por el culo, mamón -dijo aquella boca antes de hacer el gesto de escupir hacia mi coche.
-Pero que guarra eres... como seas así en la cama... tu novio estará encantadísimo contigo.
-Adiós, imbécil -y arrancó volviendo a escupir por la ventanilla.
-Adiós, tocahuevos-le espeté sin pensar lo que decía.
Y se fue, y me quedé pensando si de verddad eran necearios todos esos insultos y palabras; y me arrepentí de haber dicho lo que dije; al instante. Hasta que, ya de vuelta de la entrega, volví a ver aquel coche y aquella tía, y su manera de conducir tan soberbia y tan irresponsable. No se llevó a una viejecita por delante de milagro y no se comió un autobús urbano porque Dios no lo quiso. No se puede andar así. De verdad que no. Ojalá tuviese la suerte de leer esto. Soy el del Renault blanco, guapa, sí, el que te dijo todo aquello en el semáforo de Cuatro Caminos. Y te lo digo en serio: relájate... o dile a tu novio que se pare un poco más cuando se acueste contigo... todos (tú más que nadie) lo agradecerán.
Recíclate y conduce con calma, puedes provocar un accidente.

Peces de ciudad (Ana Belén)

jueves, 14 de octubre de 2010

Por ti

Vivo por ti, camino de la felicidad resuelta.
Respiro por ti, reina del Paraíso Encontrado.
Río por ti, por tu risa de irlandesa-coruñesa.
Lucho por ti, alma gemela de otro tiempo.
Y me alegro por fuera, por dentro y hasta de lado.
Sí; contigo soy feliz... porque vivo en ti.
Y tú en mí.

La frase

Las lágrimas derramadas son amargas, pero más amargas son las que no se derraman.
(Proverbio irlandés)

En el límite del bien (La Frontera)

jueves, 7 de octubre de 2010

Hoy Nuestra Señora del Rosario y el martes la Virgen del Pilar

Aprovecho y hago un macropuente. Nos vemos a la vuelta si Dios quiere.

Gracias.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Ellos están ahí

Asociación de Padres de Personas con Parálisis Cerebral (ASPACE)

www.aspacecoruna.org

Contigo en la distancia (Lucho Gatica)



No existe un momento del día
en que pueda apartarme de tí,
el mundo parece distinto
cuando no estás junto a mí.
No hay bella melodía
en que no surjas tú,
ni yo quiero escucharla
si no la escuchas tú.
Es que te has convertido
en parte de mi alma.
Ya nada me consuela
si no estás tú también.
Más allá de tus labios,
del sol y las estrellas.
Contigo en la distancia
amada mía, estoy...
Es que te has convertido
en parte de mi alma.
Ya nada me consuela
si no estás tú también.
Más allá de tus labios,
del sol y las estrellas.
Contigo en la distancia
amada mía, estoy.

lunes, 4 de octubre de 2010

La rueda

Me cuenta una amiga lo siguiente:
en septiembre un profesor de un Instituto de Enseñanza Secundaria sale de trabajar y al llegar al aparcamiento donde había dejado el coche lo encuentra con las cuatro ruedas pinchadas y, a lo largo de todo el lateral derecho, una rayadura ; en el cristal delantero, bajo uno de los limpiaparabrisas, hay una nota (un folio doblado a la mitad) que dice: jódete, cabrón.
Al llegar a casa por la noche, tarde y cabreado, se lo cuenta a su mujer, una policía local. se acuestan indignados y apenas concilian el sueño. Suena el despertador y desayunan casi sin dirigirse la palabra. Ella se marcha antes. Se pone el uniforme en el cuartel y sale a trabajar junto al conductor de la grúa que retira los vehículos mal estacionados. Está enfadada y no es capaz de quitarse del pensamiento lo sucedido a su marido. Ella, que solía ser más bien benevolente y comprensiva con ciertas situaciones y estacionamientos, decide que esa mañana no va a pasar ni una, "que ya está bien de ser buena de más". Retiran una media de tres coches por hora. Uno de ellos es el de una persona al que se le ha muerto la madre dos días antes y estaba en el Registro Civil arreglanddo el papeleo que acarrea el acta de defunción. Tardó exactamente tres minutos y cuarenta segundos. Al salir su automóvil, un Renault Clio blanco, no está. Un taxista, el mismo que le lleva a déposito de coches, le dice que vio que la grúa de la policía se lo llevaba. El hombre logra recuperar su coche, previo pago de la cantidad correspondiente para poder sacarlo de allí, y llega a casa tan indignado o más que el profesor o la mujer de éste. Su ex-esposa ya no está, su hija tampoco, sólo se encuentra con su hijo, que acaba de recibir la noticia de que ha suspendido selectividad. Sus miradas se encuentran. El padre pregunta qué tal y él responde que normal, ocultando el resultado de su nota. ¿No era hoy cuando te daban la nota? No. ¿Seguro? Sí. El padre sabe que le está mintiendo, y eso le duele más que lo del divorcio, que el fallecimiento de su madre, que lo de la grúa y el coche, que los euros de la multa; que le mienta le duele muchísimo más, y le provoca una decepción tremenda... y está a punto de decirle que es un cobarde, y un mentiroso, pero se calla, va a la cocina y enciende la tele. Escucha que los profesores de instituto ganan casi tres veces lo que gana él. Al rato de estar allí baja a la calle, cuando cierra la puerta su hijo sigue en el salón; no sabe que acabó de jugar a la Playstation. El chaval se levanta, abre una lata de Pepsi y se va a su habitación. Mira por la ventana. Y a los dos minutos observa a un hombre que se acerca a un coche, saca una navaja y pincha las cuatro ruedas,raya todo un lateral y deja un papel bajo el limpiaparabrisas.

Lectura recomendada

La conquista de la voluntad (Enrique Rojas.Ediciones Temas de Hoy).

Mr. Jones (Counting Crows)