martes, 29 de junio de 2010

El iva (de los sentimientos y de los sueños)

Ya está aquí. Ya va a subir el iva; del 7 al 8 por ciento, y del 16 al 18. Cojonudo. Me pregunto, ya que todo sube, cuando van a subir los sueldos de todos (de todos los que somos currantes de verdad). Porque con esta subida del iva, supongo que subirá también la gasolina, el teléfono, los peajes de las autopistas, el gas, la electricidad (aunque a estos de las compañías eléctricas van por libre y suben cuando les apetece), etc. Todo subirá y más de uno, y una, aprovechará en su pequeño negocio-comercio, para meter una subidita adicional, para compenar, nada más, claro, un suave redondeo al alza. Seguro estoy de ello. Si lo pienso un poco ya pocas cosas están exentas del impuesto del valor añadido. dentro de nada, como sigamos por este camino descarriado, tendremos que pagar el iva de nuestros besos, de nuestros abrazos, de nuestras risas... de nuestros dulces erevolcones (algunos ya los pagan ahora, todo sea dicho). De verdad que no sé a dónde iremos a parar. Me imagino a los funcionarios de hacienda, contador en mano, realizando inspecciones oculares por las calles o lugares de despedidas como estaciones de trenes, autobuses o aeropuertos:
-Oye, tú, que llevas tres besos, un abrazo y dos caricias, muchacho; cotiza aquí tanto que si no... inspección al canto.
-Pero sí...
-Nada, nada y tienes suerte que no te cargo el iva de esa mano en el trasero de tu novia.
Ese genio que fue Valle-Inclán lo bordaría son sólo echar una visual a esta sociedad-ensuciada.
De momento no se cotiza por los sueños, ni hay que declararlos en ningún lado. Soñar, aún, es gratis. de lo poco que es gratis ya hoy en día. A veces me imagino al mismo funcionario de hacienda de antes al pie de mi cama, eesperando a ver si sueño o no en alto, para luego al despertarme, y ya mientras me afeito o al desayunar, me suelta:
-Oye, Juan, que te oído que hablabas del Premio Paleta, que has quedado finalista, o lo has ganado o algo así, no se te endendía muy bien... así que... ya sabes, eso ahy que declarlo, amigo.
-Pero, oiga, señor funcionario...
-Ni oiga ni nada, señor Mariñas, que aún tiene suerte usted, que le perdono el sueño de ayer, con toda esa fiesta que montó usted y su amigo... no me acuerdo ahora del nombre, bueno, es igual, la fiesta esa de los regalos, ese pedazo de barco en la que estaba usted, las quince chavalas alquiladas a 300 euros la media hora,todo el marisco encargado y ese champán que servían, la contartasción de la cantante esa famosa que le insistía una y otra vez con lo del amor imposible, el platónico y yo qué sé lo que más escuche, que no lo desperté... señor Amriñas, no lo desperté porque... en fin, que ya le digo, que de eso me voya a olvidar y voy a mirar a hacia otro lado.
-Oiga, perdone, señor funcionario, pero en ese sueño, que yo recuerde también estaba usted.
-Bueno, bueno, usted aféitese bien, desayune tranquilo, que eso es lo que tiene usted que hacer, y venga, arreando a trabajar, ¿eh?
Mi admirado Valle-Inclán... lo hubiese usted bordado de verdad.
En fin, que un día, en un futuro, podrán leer hasta nuestros pensamientos y, una de dos, o seremos libres, o estaremos muertos. De momento no pagamos por ellos, y tal y como están las cosas, es un alivio en mitad de todo este tormento.

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