martes, 20 de abril de 2010
Coruña huele a podrido (a veces)
No es broma. Es una realidad que, los viven y/o trabajan en esta bendita ciudad, saben. Otra cosa es que se quiera ocultar, disimular o ignorar;pero es una verdad tan grande o más que nuestra Torre de Hércules. Según a quién preguntes te dirán que la causa es una u otra, o varias. Me preocupa que algunos políticos de por aquí le echen la culpa al viento... al aire. Como si fuera él quien trae del más lejano vertedero de basuras ese olor fétido y desagradable que, sobre todo en días de calor y calma (si hay calma no hay viento así que búsquense otra disculpa), nos invade las calles de arriba abajo dejando en nosotros(al menos en mí, sí) esa sensación de asco hacia los gobernantes incapaces de atajar este problema. Porque es un problema, para personas mayores, enfermos y niños, más que para el resto. Habrá que gente que diga que esto es demagogia pura, partidista, pero quien me conoce sabe perfectamente que yo no me arrimo a unos u a otros; tengo mis ideas, como cualquiera, pero ante la realidad no hay izquierdas o derechas ni centros. Y a veces huele mal, muy mal, y parece ser que se está trabajando en ello. Hablan de realizar un mapa de olores, de investigar procedencias y de analizar productos utilizados en fábricas y empresas que luego despiden por sus chimeneas convertidas en gases o humos. Ojalá de verdad se mirase bien qué productos se utilizan, ojalá "midiesen bien" los medidores de medioambiente (si el viento viene del sur, se colocan los medidores en el este,o al revés). La cuestión es que, por mucho que nos vendan lo maravillosa que es esta ciudad, que lo es, en ciertos aspectos, por supuesto, hay hechos como es este del que hablo que son irrefutables, porque el olfato de uno puede fallar, pero el de tantos...y ahí seguimos, hablando de Coruña como si esto fuera un hotel de cinco estrellas. y no es así. Hay mucho que mejorar, muchísimo. No estoy diciendo que noo se haga nada, no. Digo que se podía (y de debe) hacer más por esta ciudad. Imagino a uno de esos turistas recién desembarcado de uno de esos transatlánticos que tanto nos visitan últimamente (y bienvenidos sean; punto para el gestor y coordinador, por cierto; buen trabajo). Me imagino a ese turista extranjero de pantalón corto, calcetín blanco y sandalias, con su gorra y camiseta de I Love X, paseando por la plaza de María Pita, por las calles empedradas de la ciudad vieja o en las cercanías de la Torre de Hércules, olisqueando en el aire como un perro de caza, a un lado, a otro, y mirando a sus acompañantes de crucero con cierto recelo. No fue el menú que comieron, señor. es que a veces aquí huele "bad"; very bad, pero solo sometimes, señor. Eso se lo dije yo el año pasado por esta fechas, a media docena de americanos, cerca del Obelisco, que me miraron y soltaron un "sorry about it" que me dejó petrificado. Lo sentían de verdad, porque era una pena que con aquella luz de mañana de finales de abril, un cielo azul-azul, y el trasiego de gente típico de Los cantones y la calle Real, el olor fuese tan fuerte y tan desagradable. Me imagino al turista de vuelta a casa: La Coruña(A)muy bonita, pero olía mal. Remediéndolo o al menos hagan todo lo posible por remediarlo. La ciudad lo merece... y sus gentes también.
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