lunes, 12 de abril de 2010

El submundo: crónica del Año Cero.

Después de la IV Guerra la hambruna se cegó con los más débiles. En los priemros seis meses el Centro de Natalidad del Caos contabilizó diecisiete mil fallecimientos de niños menores de un año. En casi la mitad de los casos las madres también murieron. Fue algo terrible: las plagas que se creían extinguidas a principios de siglo habían regresado para segar la vida de millones de personas en todo el Planeta. El cólera, la peste bubónica, el tifus, la malaria H6G3 y cientos de virus como la viruela, el sarampión o la llamada Gripe G21 rebrotaron con tal virulencia que ni las autoridades del S74 ni los laboratorios fueron capaces de paliar el desastre. A esta época se le llamó Año Cero.
En el distrito LCC todos hablaban de una persona que respondía al nombre de Fatuán; este hombre había advertido al Gobierno Satélite del S74 de lo que iba a ocurrir; y lo había hecho muchos años antes, cuando la paz mundial había sido alcanzada. Una vez que había confesado sus visiones había desaparecido. La Célula de Control lo tenía en la lista de busca y captura; lo tenía enn primer lugar. Sólo él y unos pocos no se había sometido al reconmtrol de los microchips. En todos los distritos había grupos como el suyo: gente que había tenido que huir porque se había negado a ser rechipeteado. No había un solo niño en la Zona que no pasase por la sala de mercado, como le llamaban al lugar donde las personas se convertían en seis letras y ocho dígitos. Todos estaban perfectamente ubicados y localizados a cada hora, a cada segundo. O eso creía, al menos, el gobierno de cada Distrito... y la gente. Yo sabía que no era así. Algunos, a los que llamábamos Los Futuros, habíamos sido liberados de pasar por ese trance. Había costado la vida de varias decenas de personas pero a cambio se había logrado liberar a casi un centenar. Éramos libres pero estábamos perseguidos... y todos sabíamos que si nos cogían no tardaríamos mucho en abandonar la Zona Santa. Entre nosotros nadie hablaba del Tramo Final. En ocasiones, cuando el estado de ánimo se veía alterado por las dosis de Energía Pura Positiva (la EPP), hablábamos del Pretramo, de las acciones que quedaban por hacer, de los que todavía aguaradaban ser liberados: había familiares, amigos... y amores (amores buenos, de una pureza casi platónica). Todos teníamos un amor que rescatar del rechipeteado. todos, menos Fatuán.

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