Bajo el enigma que envolvía tu falda
encontré ríos y montañas.
Y bajo la piel de tu vientre
un volcán lleno de lava.
A tu lado sentí el calor del sol
cuando besa y abraza.
Y en tus labios saboreé
el salitre de la mar brava.
Sobre el rocío de tu cuerpo
entregué lo mejor de mi alma.
Ahora recuerdo tus caricias y aquella
cara
Ahora que mi vida se acaba
y ya no vale nada.
jueves, 26 de enero de 2012
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