Sacrílegos del amor y la derrota os acompañan,
pecadores del boato y la opulencia os resguardan,
lenguas de la desidia y la blasfemia os idolatran.
¿Por qué venís a Tierra Santa?
no oí vuestra voz pidiendo perdón,
no oí vuestra voz clamando a Dios,
no oí vuestra voz hablando con el corazón.
Sólo ví cómo os lavábais las manos,
y mirábais hacia otro lado.
jueves, 23 de septiembre de 2010
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